DESARROLLOS DE LOS MICRO ENSAYOS
Miguel Cobaleda
01-09-2023
31-CONTRA LOS INFINITAMENTE CULTOS (WIKIPEDIA)
Empezamos algunos –yo, desde luego– a estar hartos de los Infinitamente Cultos
que se ríen con sorna de los que consultamos de cuando en cuando la Wikipedia.
Nos llaman tontos, nos miran muy por encima del hombro y se refieren a esa
enciclopedia de Internet con los más despectivos epítetos. Sin duda es porque en
su inmensa cultura saben de sobra el nombre científico latino del calamar, las
fechas personales del eunuco Narsés, el postre preferido de Amenofis IV, así
como comprenden la demostración, por parte de Margarita Grete Hermann, del error
lógico que invalida la tesis de Neumann sobre la imposibilidad de la existencia
–en la Mecánica Cuántica– de variables ocultas
[su demostración de la presencia de un error
lógico en la tesis de John von Neumann pasó desapercibida largo tiempo, de modo
que la tesis de Neumann ha sido considerada válida a todos los efectos. Desde el
punto de vista filosófico, Grete Hermann clarifica la posición –dentro de la
Física en general– del principio de causalidad ].
y, por todo ello, nunca necesitan acudir a ningún instrumento de consulta. No es
mi caso: o consulto enciclopedias e historias, o tengo que inventarme los datos
en la mayor parte de mis citas. Este escrito es, por lo que sé, el primero que
se atreve a defender la Wikipedia sin rubor, como fuente fiable de datos, citas,
fechas y nombres, así como también de doctrinas, tesis y argumentos.
En alguno de mis escritos de filosofía he llegado a acumular notas/citas de más
de viente colegas pensadores de todos los tiempos: de algunos de ellos recuerdo
sus fechas por la gran cantidad de veces que aparecen en mis obras:
es el caso de mi amigo y mentor Parménides de Elea (nacido entre el 530 a.d.C. y
el 515 a.d.C.),
del sabio escocés David Hume (1711-1776) al que debemos tanto muchos de
nosotros,
o del humilde pulidor de lentes, el judío Spinoza (1632-1677),
así como del atormentado y genial Johannes Kepler (1571-1630).
Pero de otros muchos sólo recuerdo, a grandes trazos, su época, o quizá su
siglo, mas no las fechas concretas, o las ciudades que tuvieron la suerte de
verles nacer y aquéllas otras que les vieron morir. Así que en esos casos, y por
completar la mínima información al citar sus nombres, me veo obligado a acudir a
diccionarios, historias o enciclopedias; la Wikipedia, que me permite consultas
sin abandonar el teclado, está más a la mano que las demás, sobre todo ahora que
–para facilitar el tráfico de sillas de ruedas– todos nuestros libros del
pasillo (unos dos mil) han sido admitidos generosamente por mis hijos, y me veo
obligado a citar de memoria o... acudir a la Wikipedia, bendita sea.
Pero entiendo a los Infinitamente Cultos, que lo mismo saben el color preferido
de la Emperatriz Teodora, que la cantidad total de termitas del sexto termitero
a contar desde la roca grande que hay según se entra en África, o el lugar
exacto de todas las pinturas rupestres de Australia –desde El Tiempo del Sueño
hasta hoy– y el nombre de todas las estrellas de la constelación “Ojo de Dios”
(NGC 7293). Que, por tanto, no necesitan enciclopedias y se pueden reír de
nosotros, los que no sabemos todas esas cosas.
Les perdono, no es fácil tratar con ignorantes pegados a la Wikipedia a la que
tenemos que consultar para todo, es natural que nos miren con sarcasmo y nos
desprecien un poquito.
Yo mismo desprecio también un poco a un vecino tonto que ha tenido que acudir a
la Wikipedia para saber las fechas de Narsés, el conquistador de Italia, siendo
así que yo sí me las sé (478-573), estoy un grado por encima (y sé también qué
postre prefería Akenaton: no tomaba postre, cosa menestral y poco elegante para
hombre de su alcurnia, favorito de Atón, y que Nefertiti le miraba con frío
desdén si abusaba de las natillas...).
Los “wikipedios” no vamos por el mundo fingiendo saber lo que no sabemos:
sabemos que sólo sabemos que no sabemos nada, como Socrates. Supongo que
Sócrates (el genuino, no el de Platón, porque ése sí que lo sabía todo) tendría
que consultar constantemente a Diotima de Mantinea –su Wikipedia particular–
para poder adornar sus lecciones verbales con citas de los sabios antiguos. En
fin (salvando las distancias estelares entre nosotros dos) como yo, mismamente.