COMENTARIOS A LAS ALEGORÍAS MELANCÓLICCAS
07-LA ALTERNATIVA
Miguel Cobaleda
Es el dilema del oncólogo, del teólogo y del profeta: decirle o no decirle al
paciente, al creyente o al devoto la verdad de su enfermedad, la realidad de su
creencia, o el mensaje completo de la divinidad.
¿No es cruel la verdad de la enfermedad letal? ¿No estará mejor el paciente sin
conocer su condena?
¿Es preferible que el creyente se atenga a la sencilla fe del carbonero o que
sepa que su dios es DIOS, un ENTE supremo, sobrehumano, –inhumano–, de tanto
poder y de tan absoluta existencia, que su REALIDAD de infinita contundencia
aplasta los instantes del tiempo hasta fundirlos en la duración intemporal de la
eternidad?
¿Es prudente que el profeta –tal como recibe el mensaje y sin pararse a
considerar el contenido del mismo– profetice la totalidad de la noticia? Lo
mismo si:
[“9 Y haré en ti lo que nunca hice, ni jamás haré
cosa semejante, a causa de todas tus abominaciones. 10 Por eso los padres
comerán a los hijos en medio de ti, y los hijos comerán a sus padres; y haré en
ti juicios, y esparciré a todos los vientos todo lo que quedare de ti. 11 Por
tanto, yo, dice Jehová el Señor, ciertamente por haber profanado mi santuario
con todas tus abominaciones, te quebrantaré yo también; mi ojo no perdonará, ni
tampoco tendré yo misericordia. 12 Una tercera parte de ti morirá de pestilencia
y será consumida de hambre en medio de ti; y una tercera parte caerá a espada
alrededor de ti; y una tercera parte esparciré a todos los vientos, y tras ellos
desenvainaré espada. 13 Y se cumplirá mi furor y saciaré en ellos mi enojo, y
tomaré satisfacción; y sabrán que yo Jehová he hablado en mi celo, cuando cumpla
en ellos mi enojo. 14 Y te convertiré en soledad y en oprobio entre las naciones
que están alrededor de ti, a los ojos de todo transeúnte. 15 Y serás oprobio y
escarnio y escarmiento y espanto a las naciones que están alrededor de ti,
cuando yo haga en ti juicios con furor e indignación, y en reprensiones de ira.
Yo Jehová he hablado. 16 Cuando arroje yo sobre ellos las perniciosas saetas del
hambre, que serán para destrucción, las cuales enviaré para destruiros, entonces
aumentaré el hambre sobre vosotros, y quebrantaré entre vosotros el sustento del
pan. 17 Enviaré, pues, sobre vosotros hambre, y bestias feroces que te
destruyan; y pestilencia y sangre pasarán por en medio de ti, y enviaré sobre ti
espada. Yo Jehová he hablado.”] (Ezequiel V, Versión de
Reina-Valera).
como si:
[“1 El pueblo que caminaba en tinieblas vio una
luz grande; | habitaba en tierra y sombras de muerte, y una luz les brilló. 2
Acreciste la alegría, aumentaste el gozo; | se gozan en tu presencia, como gozan
al segar, | como se alegran al repartirse el botín. 3 Porque la vara del
opresor, el yugo de su carga, | el bastón de su hombro, los quebrantaste como el
día de Madián. 4 Porque la bota que pisa con estrépito | y la túnica empapada de
sangre | serán combustible, pasto del fuego. 5 Porque un niño nos ha nacido, un
hijo se nos ha dado: | lleva a hombros el principado, y es su nombre: | «Maravilla
de Consejero, Dios fuerte, | Padre de eternidad, Príncipe de la paz».
6 Para dilatar el principado, con una paz sin límites, | sobre el trono de David
y sobre su reino. | Para sostenerlo y consolidarlo | con la justicia y el
derecho, desde ahora y por siempre.”] (Isaías, IX, versión de la
Conferencia Episcopal Española).
Los profetas, por cierto, lo tienen crudo si quieren ser optimistas y ocultar el
lado amargo del mensaje, pues deben espigar muy minuciosamente para encontrar
palabras de consuelo en medio de tanta amenaza como lanza su Dios tronante,
enfadado con ése su pueblo, siempre desobediente y quebradizo. Aprendí en
uno de mis contactos frecuentes que la traducción correcta del texto bíblico no
es “Véte y profetiza a mi pueblo”, sino “Véte
y profetiza contra mi pueblo”, cosa que se comprende
cuando se visitan sus textos, llenos de ira y de amonestaciones.
Yo soy filósofo, esto es: cartógrafo del paisaje recién creado por la
inteligencia, del mundo nuevo y virginal. Mil veces he repetido que no por haber
creado la inteligencia la realidad es ésta dócil y obediente, por el contrario,
es indómita y contundente. Así que tengo delante la misma alternativa: podría el
cartógrafo dibujar un mapa amable con rutas de senderismo idílico y praderas
llenas de flores... O puede marcar sobre la carta los accidentes verdaderos del
terreno, señalar el pantano cenagoso que inunda las no tan idílicas praderas,
indicar los peñascales abruptos de lavas feroces e intransitables, huellas de
erupciones violentas, o destacar rigurosamente el abismo insondable que se abre
justo al lado del camino. Lo primero es oficio de guía benevolente, lo segundo
es obligación de mentor responsable. Sean cuales sean las consideraciones a
priori y sean las que sean las consecuencias, es evidente que el filósofo no se
puede comportar como el primero, tiene que comportarse como el segundo.
Ya lo sé, ya lo sé... Pero claro...